lunes, 15 de julio de 2013

Consecuencias... y a esto ellos le llaman tragedia {Capitulo 2}

Capítulo 2.

Cada vez que recuerdo cada uno de esos momentos es como si los volviera a vivir. Las sensaciones, las vuelvo a sentir tan vivas y espontaneas como en esa época. Nos quedamos dormidos en el piso de la sala de estar. Ella despertó y me empujo, yo me sorprendí por su reacción. Se metió corriendo a su habitación, me quede un momento en el mismo lugar, pero termine yéndome a arreglar para el trabajo. No tarde ni treinta minutos cuando ya estaba listo. Atando el reloj a mi muñeca pude ver que había comida sobre la mesa. Un desayuno sencillo, huevos y jugo de naranja.

Me acerque a la mesa y mire todo. Había una nota, con una figura de conejo cargando una cesta de fresas, escrita con tinta morada. La tome y desprendía un olor algo curioso. Una palabra, era lo único escrito.

“Gracias…”

Su juego de notas siempre fue divertido para mí. Era algo nuevo y cada vez que encontraba alguna sonreía como un tonto. Guarde cada uno de ellas en el cajón de mi escritorio, siguen ahí, todas y cada una de ellas. Es curioso cómo puedes encontrar cosas tan pequeñas pero nunca darte cuenta de lo más grande. O tal vez solo yo tengo ese problema.

Los días a lado de MingHwa fueron los mejores, únicamente para mí. Nunca me di cuenta cuando fue que comenzó esa tortura para ella. Nunca supe en que momento la comencé a llamarla “mi amor” sin saber el verdadero significado de esa frase y cuánto daño le hacía. No sabía que sentía por ella y sigo sin saberlo pero de lo que sí puedo estar seguro es que nunca quise herirla.

Adoraba verla dormida en la mesa, esperándome con la cena fría. Lo sé, se escucha feo y desgraciado, pero de verdad me gustaba verla ahí todas las noches. La cargaba y la metía a su cama. Nunca dormimos en la misma, me odiaría despertarla por las mañanas. Pero siempre me comía lo que ella preparaba, no al momento, pero lo comía.

Cuando llegaba a la oficina a las 8 en punto me llamaba. Me gritaba y me reprochaba el no avisarle nada. Podía imaginarme ese puchero en su cara, nunca lo vi, por eso solo lo imaginaba. Todos los días lo hacía y yo solo le deseaba un buen día. Después de eso me iba a juntas, comidas y cosas que consumían mi día por completo.

Cuando anunciaron el cambio de presidente me mantuve más ocupado. No llegaba a casa por uno o dos días, no le llamaba. Solo sabía que ella y su madre preparaban la boda. Nos casaríamos dos días antes de la junta para hacerme el nuevo presidente. Ellos lo planearon, nunca nos preguntaron si nos parecía bien. Que va, hacían de nuestra vida lo que ellos querían.

De alguna manera, me vi con una semana libre por las tardes. Y decidí pasarlo únicamente con ella. Paseamos por la cuidad, comimos helado en una plaza y fuimos al parque de diversiones. Recuerdo que me divertí como un niño pero no fui capaz de saber si ella realmente lo disfruto como yo.  Esa semana paso muy rápido para mi gusto, aun que hicimos muchas cosas, no fue suficiente. Regrese a mi rutina habitual, no me sentí mal, la costumbre es muy fuerte.

Seguí estando ocupado para ella y aunque fuese a visitarme a la oficina nunca estaba. Cuando llegaba solo encontraba sus notas.

“Hoy también estas ocupado… te veré luego…”

Yo solo suspiraba, guardaba la nota y regresaba al trabajo. Lo sé, fui un idiota. No hice nada para remediarlo y me arrepiento. Pero era mi trabajo, tenía una promesa que cumplir, tenía que estar ahí. Debí estar con ella y no lo sabía hasta que paso…

Abrí lentamente el sobre, había un silencio total en el departamento. Ese sobre gris me intrigaba demasiado. Saque lentamente la hoja blanca y la desdoble, estaba escrita con tinta negra. Era simple a primera vista pero horrible al leerla. Y la llame por tercera vez cuando comencé a leer.

“Mi muy querido amor.

Estas palabras son las últimas que te daré… pues esta noche me voy. Soy muy cobarde para decírtelo de frente ¿lo has notado? Nunca te he dicho lo que he querido más que esa noche en tu oficina que te pedí viviéramos juntos. Tú nunca preguntaste porque lo había hecho y supongo que ahora te lo preguntas.

Desde que te conocí me gustaste, si yo te conocí antes de que tú supieras de mi existencia. Mis padres me dijeron que no tenía que esforzarme en los estudios ya que la persona que se haría cargo de todo sería mi futuro marido. Eso me dio mucho coraje y les demostré que podía ser la mejor persona para ocupar el cargo de la compañía. Obtuve becas y me fui al extranjero a estudiar. Al igual que tú me gradué siendo la mejor de mi facultad, pero a eso, nadie le dio importancia.

El día que decidí vivir contigo fue simplemente para vengarme. Planeaba hartarte y hacerte desaparecer. No pude, tú no me dejabas hacerlo. Me enamore. Caí enamorada de ese tú que creo no conoces. Ame a ese tú que aparecía espontáneamente ante mis ojos y me daba alegrías.

Esa noche que me encontraste llorando fue de arrepentimiento. Me había dado cuenta de mis sentimientos y temí perderte. Te roge no abandonarme y te quedaste ahí. Por eso comencé a valorar más nuestra vida juntos. Pero tú nunca lo supiste. Siempre en tu trabajo, siempre ocupado, siempre distante.

Esa semana en la que estuvimos juntos, en la que yo era alguien para ti, fue la mejor de mi vida. Por fin pude verte a la luz del sol, pude verte vestido de forma casual y pude verte sonreír. Sabía que duraría muy poco y algo dentro de mi pecho se quebró.

Por eso, decido dejarte y solo quedarme con las cosas buenas. No quiero sentir más dolor, mas soledad. Odio estar en casa sin ti, no sentirme cargada por ti en la noche. Odio cocinar para nadie y terminar tirando todo a la basura. Lo odio…

Prometo no amar a nadie más… serás la única persona dentro de mi corazón durante toda la eternidad…  Mi muy amado JongHyun… promete no olvidarme… que aunque yo no esté aquí seguiré a tu lado… Jonghyun… amor mío… perdón…”

Termine de leer y mi mente quedo en blanco. Tenía que correr a ella, eso lo sabía, pero un terror horrible apareció en mi cuerpo. Me quede quieto y solo fije mi mirada al pasillo que daba a las habitaciones. Dude un poco, pero me levante como pude.

Mis piernas temblaban y mis manos sudaban. Me pare frente a su puerta y una luz escapaba por la parte de abajo. Trate de acomodar las palabras en mi mente, escoger un buen discurso para evitar que se fuera, pero me di por vencido.

Llame a la puerta y no obtuve respuesta. Llame por segunda vez y puse mi mano en la manija. Le di vuelta abriéndolo lentamente, asome mi cabeza y dije su nombre. La vi recostada dando la espalda a la entrada. No quería despertarla así que entre y me acerque con cuidado. La mire y ella tenía los ojos cerrados. Seguí caminando pero algo en su rostro me decía que no estaba bien. Di un paso más y escuche algo extraño. Mire el piso y lo vi.

Había un gran charco de sangre. Me alarme y quite de ella la cobija que la cubría. Lo que vi, fue lo más espantoso que pude a ver visto en toda mi vida. Tenía todos los brazos abiertos, cortadas profundas y largas. La tome entre mis brazos y le hable, le grite, roge que no fuera cierto. No respondió, me abandono y solo me dejo su cuerpo sin vida y una gran culpa.

No recuerdo que paso después, comprendí que estaba en su funeral cuando decidí volver a la realidad. De nueva cuenta me vi entre gente desconocida. Esta sentado en una esquina, cuando alguien llego y puso un café entre mis manos.


-Y dime Kim JongHyun- Lo escuche hablarme- ¿qué haremos contigo?...

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